Casa “M” es el resultado de dar una posible respuesta a la continuidad en la historia de varias generaciones de una misma familia.
Una vivienda construida en los años 50 por los padres de los propietarios y que con el paso del tiempo, necesitaba una serie de modificaciones para habituarse a las nuevas necesidades demandadas por sus propietarios.
El paso del tiempo y el nacimiento de nuevas generaciones plantearon la necesidad de reformar y modificar las entradas y circulaciones del edificio. Esta particularidad junto a otras, dio paso a una serie de oportunidades a replantear sobre las circulaciones del edificio y las diferentes situaciones en cada una de las viviendas.
El proyecto se centró en reubicar la entrada principal y construir una nueva escalera que comunicara la planta baja con la primera, ya que antes se entendía el edificio como una única vivienda de dos plantas. De esta forma se independizan las dos viviendas, reformando la vivienda en planta baja para los padres y la vivienda en planta primera para una de sus hijas.
Como elementos a destacar en esta intervención, estaría por un lado la celosía cerámica de la entrada que separa las vistas al entrar del espacio de cocina-salón y por otro lado la distribución «abierta» del dormitorio principal en suite, creando un espacio común de vestidor, baño y zona para la cama.
La Celosía Cerámica de la Casa “M” se sitúa en la vivienda del primer piso. Es en realidad la continuidad inacabada de la pared que separa la entrada a la vivienda del espacio de la cocina. El material cerámico utilizado es de la empresa MAINZU; se trata del modelo Victorian 20 x 20 cm. y espesor 9 mm utilizado normalmente como pavimento y que en este caso optamos por usarlo como revestimiento cerámico para la pared en lugar de pavimento.
Surgió la idea de diseñar un elemento que separara la cocina de la entrada y que al mismo tiempo sirviese para dejar elementos cotidianos como las llaves, pequeños elementos decorativos, plantas, retratos y poder colonizar de alguna manera esos pequeños espacios por sus propietarios. Al mismo tiempo, con el paso de los días se ha convertido también en un elemento de juegos para los gatos que continuamente andan correteando por entre sus huecos.
Si centramos la mirada desde la propia entrada a esta vivienda, se podría haber diseñado cualquier elemento que cumpliese dichas funciones y fuese independiente del resto del espacio; en cambio y situándonos desde el otro lado de la entrada, en la cocina, vimos la necesidad de continuar como una extensión “diluida” el patrón cerámico que íbamos a utilizar en la pared de la cocina como celosía hacia la entrada y que poco a poco fuese deconstruyéndose de alguna manera creando esos espacios de llenos y vacíos que cumpliesen las funciones descritas anteriormente.